Leyendo un poco de lo que representa una pasión latente en mi vida, el montañismo, me conseguí con un relato que solo puedo calificar de Inspirador....
Ramón Blanco, montañista venezolano-español (o al revés), hizo cumbre en la Pirámide de Carstenz (4884 m), a sus casi 74 años de edad... Se está hablando de una de las siete cumbre más remotas y de difícil acceso, la más alta de Oceanía.
En fin, mi lectura de la nota fue que el ser humano no tiene límites. Ni siquiera uno tan inevitable como lo es la edad. 74 años, esos que muchos no imaginan siquiera llegar a tener; esa edad donde uno recuerda a los abuelitos con sombrero en la Plaza Bolívar; esa edad donde los achaques solo son soportados con el apoyo del amor familiar, y en algunos casos, reforzados por la tristeza y la soledad... la edad donde se vuelve a ser niños... pero esta vez no referidos a la dependencia sino todo lo contrario, a la libertad; libertad de vivir, de hacer, de sentir... lejos de horarios, patrones, quehaceres, trabajo, no, ya toda cotidianidad ha sido superada, trascendida; queda el aquí y el ahora y por supuesto el querer y el vivir...
Viva Ramón Blanco!! .. Viva todos los que como él nos demuestran a diario que Querer es Poder...
(Adjunto URL inspiradora http://www.barrabes.com/revista/articulo.asp?idArticulo=5557)
Imagen: Pico Bolívar
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